Domains, Publics and Access:Acerca de
De cómo empezó todo esto
Esta colección de formas de acceso para todos los públicos a los dominios del arte, la ciencia, la cultura, la economía, la política y la tecnología surge de una invitación de Aisel Wicab, ----- de la Fundación Alumnos 47, realizada en 2015 a quien redacta ahora esta historia. A sabiendas de mi conocida obsesión con el tema Aisel me invitaba a proponer un proyecto de archivo. La idea giraba en torno a construir un archivo dedicado al arte contemporáneo que pudiera consultarse en línea, ya que la misión de la Fundación Alumnos 47 es promover este tipo de prácticas artísticas sobre todo desde la enseñanza. El problema era que el acceso en línea al arte contemporáneo no resulta algo sencillo de realizar respentado el marco de propiedad intelectual vigente sin un presupuesto considerable y mucho tiempo por delante para negociar una a una cada obra. Si se piensa dedicar el archivo a un conjunto de obras hay que negociar su compra o los derechos de reproducción y difusión o, en su defecto, concentrarse en aquellas que formen parte del dominio público, poco contemporáneo. Si se piensa en dedicar el archivo a los textos de referencia no hay nada similar al open access que permita consultar y utilizar las publicaciones del mundo del arte como los catálogos, las revistas especializadas o los libros de historia y teoría. Aprovecho la ocasión para lanzar la propuesta al aire de un open access para los catálogos empolvados de las exposiciones históricas que han quedado olvidadas en los anaqueles de los museos de todo el mundo. Ese hubiera sido un gran proyecto. Imagen sugerente del pasado reunido al interior del marco de las pantallas de ordenador.
Es cierto que algunas publicaciones artísticas ensayan nuevas licencias abiertas del tipo Creative Commons. Es cierto también que un sector importante de las obras de arte contemporáneo volcadas hacia la subversión de los medios masivos de comunicación e información están disponibles en línea bajo licencias abiertas del tipo de las General Public Licenses. Pero es cierto también que en ambos casos hablamos de un número reducido de textos y de prácticas. Todo apuntaba a que para salir del cerco del acceso había que dedicarse al dominio público y diseñar y proyecto cercano a las humanidades digitales. En resumen, quizá no hubiera sido imposible resolver la invitación en los términos en los que se planteaba y con el presupuesto y los tiempos disponibles, pero sin darme cuenta las preguntas que surgían en torno al arte contemporáneo y el archivo fueron conduciendo la invitación hacia otros lugares. Todos los problemas que a priori surgían en la busqueda de proyectos potenciales tenían que ver una y otra vez con el mismo problema, el problema del acceso.
El acceso no es un problema ajeno a la historia del arte contemporáneo. El acceso del arte a todas las esferas de la vida es la pesada herencia recibida de las primeras vanguardias. El acceso de todas las esferas de la vida al arte es quizá una cuestión más actual. A excepción de la prensa con su capacidad homnívora para engullir y procesar todo tipo de acontecimientos y discursos heterogéneos no recuerdo ningún otro lugar que como el arte de hoy haya adquirido esa cualidad visceral y permanente de hablar de todo, de hacerse presente en todas partes y en todos los discursos que circulan a nuestro alrededor. No importa si se trata de política, de moda, de economía, de comida, de la sexualidad de los insectos, la horticultura, la física molecular, el hambre o el sector servicios, el arte de hoy está ahí y se hace notar en exposiciones, obras, residencias, bienales... que enlazan la producción artística con los temas de actualidad. Hace años que estoy suscrita a varias newsletter del mundo del arte y desde el principio no han dejado de sorprenderme sus llamativos titulares donde se insertan términos como "climate change", "refugees", "heritage", "health", "labor", "money", "war"... La pasión que el arte contemporáneo muestra por hablar de la actualidad hace que esos titulares parezcan salidos de alguna ONG global. Con ello la vieja consigna de disolver el arte en la vida da la impresión de haberse invertido. Ahora se trata de disolver la vida en el arte como si el arte fuera la BBC. La disolución de la vida en el universo simbólico de las imágenes y los sonidos era una tarea exlusiva de los medios masivos de información y comunicación. Esta cuestión solo desde hace poco se sitúa al interior de las prácticas artísticas. Resultado: situar el problema de acceso en relación al arte contemporáneo implica preguntarse por el acceso a todo lo demás.