1995 - The Posthuman Manifesto - Robert Pepperell

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Texto

I. Declaraciones generales


1. Ya es claro que los humanos hemos dejado de ser las «cosas» más importantes del universo. Lo anterior es algo que los humanistas no han podido entender aún.

2. Todo el progreso tecnológico de la sociedad humana se articula hacia la transformación de la especie humana como es entendida en estos momentos.

3. En la era posthumana diversas creencias se vuelven redundantes (la creencia en los seres humanos incluida).

4. Los seres humanos, como los dioses, sólo existen a partir de que creemos en ellos.

5. El futuro nunca llega.

6. Los humanos no nacen iguales, pero es demasiado peligroso no pretender que lo hacen.

7. En la era posthumana las máquinas dejarán de ser máquinas.

8. Una deficiencia de los humanos es requerir que otros humanos les digan lo que ya saben, que sólo así lo crean.

9. Los posthumanistas no caen en la trampa de imaginar una sociedad en la que todo funcione bien. Las teorías políticas y económicas son tan fútiles como las predicciones del clima a largo plazo.

10. Surfear o morir. No se puede controlar una ola, pero sí se puede montarla.

11. Ahora nos damos cuenta de que el conocimiento, la creatividad y la inteligencia humanos son verdaderamente limitadas.

12. Las máquinas complejas son una forma de vida emergente.

13. Una máquina compleja es una máquina cuyos funcionamientos no podemos entender a cabalidad.

14. Así como las computadoras se desarrollan para parecerse más a los humanos, los humanos se desarrollan para parecerse más a las computadoras.

15. Si podemos pensar sobre las máquinas, entonces las máquinas pueden pensar; si podemos pensar en máquinas que piensan, entonces las máquinas pueden pensar en nosotros.


II. Sobre la conciencia, los humanos y la filosofía

Si la conciencia es una propiedad que surge de un determinado grupo de condiciones, para poder sintetizarla no necesitamos remodelarla de arriba hacia abajo. Sólo necesitamos recrear las condiciones a partir de las cuales fue forjada. Esto requiere entender cuáles son esas condiciones.

1. La conciencia no se restringe exclusivamente al cerebro.

2. La conciencia es la función de un organismo, no un órgano en sí.

3. Uno no puede entender a la conciencia estudiando únicamente al cerebro.

4. Mente y cuerpo trabajan juntos para producir conciencia. La ausencia de uno provoca necesariamente el cese de la conciencia. No hay pensamiento puro aislado del cuerpo. Para que el cerebro pueda funcionar debe estar conectado a un cuerpo, aunque dicho cuerpo sea artificial. La conciencia es un efecto que surge a partir de la cooperación entre cuerpo y cerebro; pensamos con todo el cuerpo, pues.

5. La conciencia sólo puede ser considerada una propiedad emergente. De tal modo, es como el proceso de hervido: dado cierto calor, gravedad y presión atmosférica, el agua en una tetera comienza a hervir. Podemos ver cuando hierve el agua, podemos reconocerlo como algo que puede ser nombrado, no lo consideramos misterioso y, sin embargo, no podemos aislarlo de las condiciones que lo producen. Asimismo, la conciencia es una propiedad que emerge a partir de ciertas condiciones.

6. Decir que el pensamiento consciente no es una función exclusiva del cerebro no significa que se niega la importancia del mismo en el proceso.

7. Los cuerpos humanos no tienen límites.

8. No se puede dibujar una línea divisoria tajante entre el medio ambiente, el cuerpo y el cerebro. El ser humano es identificable, mas no definible.

9. La conciencia (mente) y el medio ambiente (realidad) no pueden ser separados; son un continuo.

10. No hay nada externo al humano porque la extensión de un humano no puede ser delimitada.

11. Si se acepta que la mente y el cuerpo no pueden separarse absolutamente, y que el cuerpo y el medio ambiente no pueden ser absolutamente separados, nos quedamos con la aparentemente absurda, y sin embargo lógicamente consistente, conclusión de que la conciencia y el medio ambiente no pueden separarse en absoluto.

12. Primero tuvimos a Dios, después a los humanos y, por último, a la naturaleza. Los racionalistas quitaron a Dios de la ecuación, dejando a los humanos en conflicto perenne con la naturaleza. Los posthumanistas desecharon a los humanos para dejar solamente a la naturaleza. Las diferencias entre Dios, la naturaleza y la humanidad no representan ninguna verdad eterna sobre la condición humana, simplemente reflejan los prejuicios sociales que han mantenido tales diferencias.

13. Las posturas filosóficas, tanto idealistas como materialistas, asumen una división entre la cosa que piensa y la cosa que es pensada: entre la mente interna (cerebro) y la realidad externa (naturaleza). Al quitar esta división ambas posturas se vuelven redundantes.

14. Los idealistas piensan que sólo existen ideas; los materialistas, que sólo existe lo material. Se debe recordar que las ideas no son independientes de la materia y que la materia es tan sólo una idea.

15. La mayoría de los problemas filosóficos son debates sobre el lenguaje. Surgen porque se presume erróneamente que a) el lenguaje es consistente; b) porque si existe una palabra necesariamente debe haber una «cosa» representada por ella; y c) que las cosas representadas deben, en sí mismas, ser consistentes.

16. La lógica es una ilusión de la imaginación humana. Verdad y falsedad no existen en la naturaleza (aparte de en la mente humana).

III. Sobre la ciencia, la naturaleza y el universo

1. La ciencia nunca alcanzará su objetivo de comprender la naturaleza de la realidad. Es una empresa fútil, a pesar de que muchos científicos no han descubierto esto aún. El(los) universo(s) será(n) mucho más complejo(s) de lo que nuestro entendimiento puede llegar a comprender.

2. El posthumanismo abandona esta búsqueda por la naturaleza última del universo y su origen (ahorrando muchísimo dinero en el proceso).

3. El posthumanismo admite que las preguntas últimas sobre el ser y la existencia no necesitan de respuestas. La respuesta a la pregunta «¿Para qué estamos aquí?» es que no hay respuesta.

4. Para entender la naturaleza última del universo necesitaríamos saber todo sobre el universo, todo lo que ha pasado y todo lo que va a pasar. Un simple dato que llegara a eludirnos sería suficiente para declarar que nuestro conocimiento del universo sería parcial, potencialmente incompleto y, por lo tanto, no sería último.

5. Ningún modelo científico estará completo, siempre será parcial y contingente. Para que un modelo estuviera completo tendría que tomar todos los factores de influencia, sin importar lo insignificantes que parezcan, en consideración. Como lo anterior es imposible, el científico debe tomar una decisión siempre arbitraria sobre qué factores quedan soslayados. Al ignorar dichos elementos los modelos son incompletos, aunque eso no significa que sean inútiles.

6. El posthumanismo acepta que los humanos tienen una capacidad finita para entender y controlar a la naturaleza.

7. Todos los orígenes son fines y todos los fines orígenes. La teoría del caos ha ilustrado esta imagen con el aleteo de una mariposa causando tormentas en el extremo opuesto del mundo. Mientras esto ilustra la sensibilidad de los sistemas en estados iniciales, no toma en consideración qué fue lo que causó el aleteo de la mariposa en primer lugar (¿una ráfaga de aire?).

8. Lógica que parezca consistente en una escala humana no necesariamente puede ser aplicada a escalas micro o macrocósmicas.

9. Nuestro conocimiento del universo se encuentra atado al nivel de determinación con el que seamos capaces de verlo. El conocimiento es contingente a la información (la información varía dependiendo de la determinación).

10. Científicos privilegian el orden sobre el desorden bajo el supuesto de que están descubriendo gradualmente las leyes de la naturaleza. Éste es un error fundamental; la naturaleza no se encuentra esencialmente en orden o desorden. Lo que percibimos como regular son simples patrones de información que clasificamos como orden; lo que percibimos como irregular son simples patrones de información que clasificamos como desorden. Lo que aparenta ser orden o desorden habla más sobre la manera en que procesamos información que sobre una supuesta presencia intrínseca de orden o desorden en la naturaleza.

11. La ciencia trabaja sobre la base de un supuesto orden intrínseco del universo. Presume que todos los fenómenos están sujetos a leyes físicas y que algunas de esas leyes han sido bien entendidas, algunas han sido parcialmente entendidas, y otras más no han sido entendidas. El posthumanismo acepta que las leyes no son algo intrínseco a la naturaleza, y que tampoco son algo espontáneo que aparece en la mente humana para ser imputado a la naturaleza. Esto reforzaría la división entre mente y realidad que ya ha sido abandonada. El orden que percibimos a nuestro alrededor, así como el desorden, no es una función exclusiva del universo o de nuestras conciencias, sino una combinación de ambas, ya que no pueden ser separadas por completo.

12. Todo lo que existe en cualquier lugar es energía. Además de que todos los procesos materiales son detonados por energía, la energía tiene dos cualidades principales:

a) Se manifiesta en una variedad infinita de maneras;

b) Se transforma perpetuamente.

13. La apariencia de la materia es una ilusión generada por distintas interacciones entre sistemas energéticos que se dan a niveles humanos de determinación.

14. Los humanos y el medio ambiente son expresiones diferentes de energía; sin embargo, la única diferencia entre ambos es la forma que toma la energía con cada uno.

15. El posthumanismo está abierto completamente a las ideas de lo «paranormal», lo «inmaterial», lo «supernatural» y lo «oculto». El posthumanismo no acepta que la fe ciega en el método científico sea superior a la fe ciega en otros sistemas de creencias.

IV. Sobre el (des)orden y la (dis)continuidad

1. Orden y desorden son cualidades relativas, no absolutas. La prueba de que el orden y el desorden son cualidades relativas se encuentra en el hecho de que se definen mutuamente.

2. Se pueden considerar distintos niveles de orden y desorden en cualquier cosa percibida. Percibir orden o desorden en algo es contingente al nivel de determinación desde el que sea visto.

3. Por lo general, lo que percibimos como ordenado y desordenado se determina culturalmente. Hay lógicos que asegurarán que hay maneras matemáticas para definir desorden, entropía y complejidad (maneras independientes de la subjetividad humana). Y aunque sus definiciones pueden ser útiles para ciertas aplicaciones, permanecen abiertas a interpretaciones relativistas.

4. En términos posthumanos, las aparentes distinciones entre «cosas» no son resultado de divisiones innatas y dependientes a la estructura del universo, sino producto de la conjunción de:

a) La manera en que procesos sensoriales operan en entes vivos;

b) La variedad de maneras en las que la energía se manifiesta en el universo.

5. Las maneras en las que un observador percibe manifestaciones de energía pueden ser siempre descritas por dos cualidades sencillas: continuidad y discontinuidad. Continuidad es la no-interrupción del espacio-tiempo. Discontinuidad es la ruptura del espacio-tiempo. Ambas cualidades pueden ser percibidas en cualquier evento, dependiendo de la perspectiva que se tome. Más importante todavía, ambas son experimentadas de manera simultánea.

6. Las manifestaciones de energía no deberían pensarse como intrínsecamente continuas o discontinuas; es decir, no hay cualidades absolutas de energía. Los estados de energía parecerán continuos o discontinuos dependiendo de la perspectiva del observador. La cualidad de (dis)continuidad es sensible al contexto.

7. Lo que distingue a una cosa de otra son las discontinuidades percibidas entre ellas. Las diferencias en manifestaciones de energía entre un filósofo y una silla permiten que sean diferenciadas entre ellos.

8. El nivel de complejidad de un sistema no puede ser definido en términos objetivos (es decir, absolutos). La complejidad es una función humana de la cognición, no una propiedad intrínseca de algo que podemos observar.


V. Sobre pensar, significar y ser

Mientras los modelos sobre las posibles formas de funcionamiento del cerebro sigan siendo defectuosos (basados en presupuestos falaces), la creación de una conciencia sintética será impráctica.

1. El pensamiento humano es algo que ocurre en cooperación con el cuerpo humano. No es necesario identificar con exactitud dónde se lleva a cabo, justamente porque no ocurre con exactitud en alguna «parte».

2. Es tentador pensar que los pensamientos son bloques de datos en el cerebro. Esto es un error porque refuerza un punto de vista estático de la actividad mental. Un pensamiento es un camino trazado a través de un medio cognitivo. Podemos hacer una analogía entre un mapa del metro en Londres y la manera en que funciona la mente. Algunas personas dirían algo como: «Cada una de las estaciones en el mapa representa uno de nuestros pensamientos, y las líneas representan los vínculos entre ellos. Las líneas son las que nos permiten movernos de un pensamiento a otro». El posthumanismo, por el contrario, argumentaría que «un pensamiento no es una estación en el mapa, sino las rutas entre estación y estación». De tal manera que un pensamiento es activado en el proceso del viaje, en vez de ser un destino específico.

3. Ya que un pensamiento puede ser activado, por la razón que sea, se trata entonces de un proceso de viaje a través del medio cognitivo que sostiene a la mente. Un pensamiento no existe a menos que sea pensado, de otro modo se mantiene en un campo de potencialidad o de atracción. El viaje que puede emprender un pensamiento una vez que ha sido activado sólo existe en la medida en que se va definiendo un camino. Pensamientos similares tomarán caminos similares.

4. Hay numerosas maneras de crear caminos, incluyendo experiencia directa, aprendizaje, conocimiento previo y el acto mismo de pensar. En términos neurofisiológicos, los caminos incluyen conexiones entre neuronas y la probabilidad de ser activadas, pero no quedan condicionadas a ellas. Asimismo, el tejido nervioso no es una sustancia estática. Se encuentra en cambio continuo en respuesta a estimulaciones y activaciones, y es propenso a la adaptación, como la piel o cualquier otro músculo.

5. El camino que toma un pensamiento no es unilineal, como solemos considerar a los caminos en general. Un pensamiento puede tomar distintas rutas simultáneamente. La ocurrencia de un pensamiento en particular puede requerir que se articule una combinación de otros pensamientos.

6. El hecho de que distintos pensamientos se encuentren en caminos diferentes, cada uno bien delimitado, nos enseña cómo podemos imaginar cosas que no hemos visto antes. Es poco probable que hayas visto alguna mujer con ojos de caleidoscopio, pero podemos imaginar cómo sería haciendo un compuesto de las distintas imágenes; esto es, viajando a través de diferentes caminos al mismo tiempo.

7. La actividad de pensar es regulada por el conducto de energía en el medio cognitivo. Este medio no es muy diferente de otros sistemas, ya que representa procesos particulares de transformaciones energéticas. Cuando dos pensamientos son continuos («azul» y «cielo», por ejemplo, en la oración «El cielo es azul»), el camino entre ambos es claro, y requiere de poca energía para pasar de uno al otro. Cuando dos pensamientos no se encuentran bien conectados («mirra» y «cabrestante» en la frase «La mirra cabrestante»), se necesita más energía para poder fusionar ambos pensamientos, pues sus conexiones no son aparentes.

8. Las ideas que pueden proceder de una a otra con un esfuerzo relativamente pequeño (energía) se pueden considerar continuas. Las ideas que requieren un esfuerzo considerable para viajar entre ellas pueden ser consideradas como discontinuas.

9. La presencia o ausencia de «significado» es determinado por la cantidad de energía requerida para pasar de un concepto a otro. Significados difíciles surgen de la coexistencia de conceptos que son semánticamente distantes; es decir, cuando no existe una conexión clara entre ellos. No obstante, el camino entre conceptos que tienen poca o nula conexión puede ser demasiado difícil de cruzar. Por ejemplo, en la oración «Hace eco del la viril placa trasera de la avispa», aunque no carece completamente de significado, no se puede hacer un ensamble estándar como con otras frases u oraciones.

10. Para poder darle sentido a su existencia, el humano trata de establecer continuidad en respuesta a los estímulos que recibe de la naturaleza. Dichos estímulos son estables e inestables, pues la naturaleza demuestra diversas cantidades de ambos. El desarrollo de senderos de pensamiento estables, que corresponden a estimulaciones estables, genera un sentido de orden. Con el paso del tiempo dicha estabilidad transmuta en un sentido de existencia.

11. Sin la amenaza continua de estímulos aleatorios, no habría una compulsión por recuperar un supuesto orden. De tal manera, como los humanos se enfrentan constantemente a estímulos aleatorios, es necesario que sigan recuperando el orden (conservando significados) para que no nos perdamos en el caos y, por lo tanto, no perdamos el sentido de nuestra existencia.

12. En términos posthumanos, es irrelevante saber por medio de qué mecanismo sucede lo anterior. El mismo efecto se consigue por medio de distintas formas. Es cierto que podemos aprender del ser humano lo que es necesario para existir, pero eso no significa que sea la única manera en que puede ser implementado.


VI. Sobre la incertidumbre

1. La era humanista se caracterizó por su certidumbre sobre la manera en que operaba el universo y el lugar del ser humano en él. La era posthumanista se caracteriza por la incertidumbre sobre la manera en que opera el universo y el lugar del ser humano en él.

2. Para el posthumanismo surgen preguntas que nunca nos hubieran preocupado durante la era humanista: ¿Qué es humano? ¿Existe tal cosa?

3. Históricamente se podría decir que la era posthumana, la era de la incertidumbre, nació en el periodo cercano a la Primera Guerra Mundial, tiempo en el que el cubismo y la física cuántica nos fueron presentados. Las consecuencias de ambos dejaron una cosa en claro: «No hay cosas, sólo probabilidades», en palabras de Heisenberg.

4. La incertidumbre se ha vuelto familiar. Hay incertidumbre sobre la vida, el tiempo y el trabajo, sobre teoría política y económica, sobre lo que pasa con el medio ambiente, sobre si el progreso científico siempre es benéfico y sobre el lugar al que nos lleva la tecnología.

5. ¿Qué podemos afirmar que es cierto? Lo que debemos afirmar que es cierto por falta de razones para afirmar lo contrario.

6. En términos posthumanos la incertidumbre no debe ser temida. El mundo siempre ha sido tan incierto como lo es ahora. Lo que ha cambiado es que ahora es mucho más difícil tratar de imponer autoridad puesto que el flujo de información ha incrementado: hay más información, por tanto, hay un menor sentimiento falso de certidumbre. La certidumbre, como la fe, sólo se sostiene ante la ausencia de información.

7. La incertidumbre es certidumbre.


VII. Sobre el arte y la creatividad

La producción y apreciación del arte es una facultad particularmente humana. Los humanistas con frecuencia se refieren al arte como la más grande expresión del pensamiento humano y como la cosa que más nos distingue de las máquinas. Por lo tanto, sería justo admitir que la era posthumanista no puede comenzar por completo hasta que se enfrente este desafío humanista. Para poder desarrollar una máquina que sea capaz de producir y apreciar arte debemos tener una comprensión más exhaustiva de lo que es.

1. ¿Qué es el arte? Una definición útil sería aquella que describa cualquier comodidad del mercado artístico. Debemos hacer una distinción entre un objeto artístico y un objeto estéticamente estimulante. Un objeto artístico es una comodidad que es intercambiada en el mercado artístico. Un objeto estético es uno que es apreciado por su cualidad estética. Algo bien podría ser un objeto artístico y un objeto estético, como Iris de Van Gogh. Algo puede ser un objeto estético sin ser arte, como un atardecer o un iris.

2. Muchas personas consideran que el arte moderno no es arte porque consideran que carece de valor estético, incluso aunque sean valuados por el mercado artístico. Son personas que sencillamente confunden el valor artístico con el valor estético de un objeto. Ambos valores están separados aunque se relacionen entre sí. «El arte es una comodidad, como cualquiera», dijo Daniel Kahnweiler, el vendedor de Picasso. El arte es una comodidad estética.

3. Para ser claros, podemos definir al mercado artístico como un conjunto identificable de instituciones y organizaciones comerciales que promueven, financian y venden arte colectivamente.

4. El arte debe ser (y siempre ha sido) elitista y exclusivo para quien pueda mantener valor y prestigio financieros. Muchos artistas modernos utilizan una estética elitista para garantizar exclusividad que, asimismo, aseguran que el valor se conserve. Así pues, el arte funciona para distinguir a los ricos de los pobres.

5. El buen arte es estéticamente estimulante; el arte malo es estéticamente neutral.

6. Los criterios que determinan si algo es estéticamente estimulante o estéticamente neutral son sujetos, en parte, al cambio social.

7. El buen arte contiene elementos de desorden (discontinuidad); el mal arte sólo refuerza un orden preexistente.

8. El buen arte promueve la discontinuidad; el mal arte impone continuidad.

9. La discontinuidad produce experiencias estéticamente estimulantes; la continuidad produce experiencias estéticamente neutrales.

10. La discontinuidad es la base de la creación, pero la discontinuidad carece de significado sin continuidad.

11. La experiencia estéticamente rica es generada por la percepción, simultánea, de continuidad y discontinuidad del mismo acontecimiento.

12. Todo diseño estimulante depende del balance de cocientes relativos de orden y desorden en un objeto. Esto aplica también para la composición de música y literatura. Sin embargo, esos juicios no pueden hacerse de manera aislada del hecho que los valores de orden y desorden son prescritos por convenciones sociales.

13. El arte posthumanista usa a la tecnología para promover discontinuidad. Sociedades saludables toleran la promoción de discontinuidad porque entienden que los humanos necesitan estar expuestos a ella, a pesar de ellos mismos. Las sociedades poco saludables rechazan la promoción de discontinuidad.

14. La creatividad no es la producción de algo completamente novedoso. La creatividad es la combinación de elementos que ya existían, pero que anteriormente se encontraban separados. Creatividad y apreciación estética son funciones de la habilidad humana para modificar conexiones en sus caminos de pensamiento, o de modificarlos en su totalidad.

15. El proceso de estimulación estética se agudiza cuando los conceptos son forzados a estar juntos desde lugares relativamente diversos de una manera discontinua. La cantidad de energía que se requiere para contemplar diversos conceptos produce una ráfaga de emoción familiar para aquellos que aprecian el arte.


VIII. Sobre los seres sintéticos

Ya contamos con máquinas que pueden aprender. No obstante, sus habilidades quedan restringidas por el hecho de que son lógicas. La lógica es un sistema idealizado y autorreferencial desarrollado por la imaginación humana. Como hay pocas cosas menos lógicas que el comportamiento humano, cualquier máquina que queda restringida a usar a la lógica como su base nunca podrá mostrar características humanas.

1. Actualmente, la producción de las computadores es predecible. La era posthumanista comenzará completamente cuando la producción de las computadoras se vuelva impredecible.

2. La mayoría de las máquinas con inteligencia artificial están selladas herméticamente. Están limitadas por la complejidad de los cálculos que nuestras máquinas pueden hacer. Son sensibles solamente a un número finito de estímulos, y el coeficiente de aleatoriedad que puede afectarles es relativamente pequeño.

3. El pensamiento humano no es un sistema hermético y linear. Como sabemos que el cuerpo, la mente y el medio ambiente no pueden ser separados, no podemos descartar el impacto de los estímulos del medio ambiente sobre el proceso cognitivo, sin importar lo minúsculo que pudiera parecer.

4. Lo que es esencial del funcionamiento de la conciencia humana es que la mente recibe una continua entrada de estímulos aleatorios de su alrededor. La mente humana ha evolucionado para poder absorber lo inesperado (un estímulo discontinuo).

5. La compulsión por imponer un orden en medio de tanto estímulo tan aleatorio contribuye a nuestro sentido de existencia. Por tanto, es obvio que si quisiéramos crear cualquier tipo de inteligencia sintética con un sentido de existencia, como el que podemos reconocer en nosotros, debe ser sensible al mismo nivel de interrupción aleatoria. Debe tener una compulsión por buscar significado frente a lo estable y lo inestable; al mismo tiempo, debe ser capaz de adaptarse a tomar ventaja de las posibilidades creativas ofrecidas por estímulos no lineares.

6. Si quisiéramos producir una inteligencia sintética capaz de mostrar creatividad, entonces tendríamos que darle la capacidad de establecer conexiones entre pensamientos de manera discontinua. Esto sólo podría lograrse si se le da la capacidad de ser sensible perpetuamente a estímulos aleatorios.

7. Si quisiéramos producir una inteligencia sintética capaz de apreciar algo estéticamente, entonces tendríamos que darle la capacidad de identificar continuidad y discontinuidad simultáneamente, sin que se colapse. Mientras que esto podría causar emoción en la máquina, aún tendríamos que determinar si tal excitación transmutaría en placer.

8. Los humanistas se veían así mismos como seres distinguidos en una relación antagonista con sus alrededores. Por el contrario, los posthumanistas consideran a su propio ser como uno abarcado por sus alrededores, en un mundo tecnológico y extendido.


Traducción de Raúl Bravo Aduna

Contexto

Originalmente The Posthuman Manifiesto (Manifiesto Posthumanista) fue el capítulo 8 del libro The Post-Human Condition (1995) del cual Robert Pepperell es autor (1). En 1997 se imprimió una segunda edición del libro. y más tarde, en 2003, se lanzó una tercera versión que se tituló The Post-Human Condition: Consciousness beyond the brain, la cual fue completamente re-escrita e incluyo una nueva portada e ilustraciones (2). Es precisamente en esta última versión que el manifiesto pasó a formar parte de las apéndices del libro (3). Es esta nueva edición a la que Pepperell considera como la versión definitiva de su argumento en el que considera "que la sociedad humana está cambiando de un período en el que la ideología dominante es ampliamente humanista a una que él denomina Posthumanista". Sin ser tecnológicamente determinista, argumenta que nuestra relación de desarrollo con tecnologías cada vez más complejas nos obliga a replantear algunas creencias preciadas con relación a los seres humanos y a enfrentar la perspectiva de máquinas que comparten algunas de nuestras características supuestamente únicas, como la inteligencia y la autoconciencia (2).

Autoras

Robert Pepperell estudió en la Newport School of Art donde fue alumno del teórico y artista telematico Roy Ascott con quien colaboró en numerosos proyectos artísticos a finales de la década de los 80. Más tarde, en los años 90, Pepeperell formo el colectivo Hex (ahora "Hexstatic"), uno de los grupos pioneros y más influyentes de arte de nuevos medios de esa época. El trabajo realizado con Hex fue extenso e incluyó instalaciones interactivas que fueron expuestas en instituciones y museos como Barbican Gallery, ICA, Glasgow Gallery of Modern Art y el Millennium Dome (4). Pepperell se enfoca en la naturaleza de la mente consciente a través de medios como la pintura y el dibujo, la experimentación científica y la investigación filosófica (5). Algunas de sus publicaciones más importantes incluyen The Posthuman Condition (1995 ay 2003) y The Postdigital Membrane, publicado en conjunto con Michael Punt en el año 2000, así como diversos artículos y ensayos(6). Actualmente es profesor de Bellas artes y jefe de este departamento en la Escuela de Arte y Diseño de Cardiff, donde dirige el centro de investigación FOVOLAB (7). Aunado a sus actividades como investigador y docente, Pepperell produce pinturas y dibujos que "inducen a un estado mental indeterminado en el que lo que vemos no puede combinarse con lo que sabemos" (5).

Archivo

Archivo:The Posthuman Manifesto by Robert Pepperell, Kritikos V.2 Feb. 2005.pdf

Fuentes

(1) Pepperell, R. (1995) The Post-human Condition" . Exeter: Intellect Books. Recuperado de: https://books.google.com.mx/books?id=HO60dGlf-lMC&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false

(2) https://repository.cardiffmet.ac.uk/handle/10369/803

(3) Pepperell, R. (2003) The posthuman manifesto. En The Posthuman Manifiesto: Consciousness beyond the brain" (pp. 177-187). Bristol: Intellect Books. Recuperado de: https://pdfs.semanticscholar.org/ddaf/6d13dbe5ffae5b2ffd080be4e85be2038395.pdf

(4) https://www.intellectbooks.co.uk/File:download,id.../Peperell.pdf

(5) http://robertpepperell.com/home/about-us/

(6) http://www.cardiffmet.ac.uk/artanddesign/staff/Pages/robertpepperell.aspx

(7) http://www.fovography.info/about/

Enlaces

Primera edición:

URL: http://www.kainos.it/numero6/emergenze/emergenze-pepperell-ing.html

Traducción al español: https://cuadrivio.net/manifiesto-posthumanista/

Wayback Machine: http://web.archive.org/web/20160328012728/http://www.kainos.it/numero6/emergenze/emergenze-pepperell-ing.html

https://web.archive.org/save/https://cuadrivio.net/manifiesto-posthumanista/